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 Funcionarán del 8 de enero al 5 de febrero en 151 centros educativos de todo el país, con actividades lúdicas, talleres, piscina y alimentación. Podrán inscribirse, hasta el 12 de diciembre, todos los niños que asistan a escuelas públicas, a través de la plataforma Gurí Familia. La directora Gabriela Salsamendi destacó la apuesta al disfrute y el aprendizaje en comunidad.

Hay algo profundo y silencioso en la apuesta que hace la educación pública para el verano uruguayo. No se trata solo de “llenar el tiempo” —esa noción utilitaria del calendario—, sino de convertir el receso escolar en un espacio donde los vínculos se tejen con otros hilos, más libres, más horizontales, más lúdicos.

La Dirección General de Educación Inicial y Primaria (DGEIP) confirmó la apertura del programa Escuelas de Verano 2026, que funcionará del 8 de enero al 5 de febrero en 151 escuelas sede en todo el país. La iniciativa abre el período de inscripción del 1.º al 12 de diciembre, con un llamado amplio y democrático: podrán participar todos los niños que asistan a centros educativos públicos

“Esperamos mucho disfrute y también aprendizaje”, sostuvo la directora Gabriela Salsamendi al presentar el programa. Su declaración revela un matiz esencial: el aprendizaje no está circunscrito a pupitres ni pizarrones. A veces aparece entre risas, chapuzones, caminatas y meriendas compartidas.

Las escuelas que actuarán como sede presentaron proyectos específicos acordes a las necesidades de sus comunidades: talleres de música o teatro donde antes había pasillos silenciosos; piscinas convertidas en aulas efervescentes; salidas didácticas que hacen del territorio un libro abierto.

El programa garantiza además alimentación diaria y organización de campamentos, reforzando el carácter inclusivo de la propuesta. Las actividades se desarrollarán de lunes a viernes de 8:30 a 13:30, y en Maldonado —por razones de demanda y contexto— el horario se extiende hasta las 17:00.

Lo interesante, quizás, es la dimensión social que subyace en esta política educativa. Esto no es solo recreación: es convivencia, ciudadanía temprana, aprendizaje emocional, ejercicio de empatía. Es cuidar ese instante en que los niños empiezan a construir la idea de comunidad.

En un país donde la educación pública sigue siendo un ámbito de encuentro y mezcla social, las Escuelas de Verano funcionan como recordatorio y como promesa: el conocimiento no se suspende en enero, se transforma. Y la infancia, cuando se la escucha y se la acompaña, también aprende a transformar al entorno.

 

Autor: ROCHAALDIA.COM