Punta del Diablo bajo la lupa: orden, controles y el nuevo mapa del desarrollo
En Rocha, donde los balnearios respiran su temporada alta como un pulso que condiciona la vida de miles, el verano no es sólo sol y arena: es estrategia, infraestructura, conflicto y política pública. Y es ahí, en ese territorio movido, donde aparece la figura de Martín Rodríguez, director de Desarrollo Económico de la Intendencia de Rocha, con una impronta que combina planificación, inversión y una mirada emprendedora que no suele verse en la gestión local.
En diálogo exclusivo con Rocha al Día, Rodríguez detalla lo que será una de las transformaciones más importantes para Punta del Diablo, emblema turístico del departamento y escenario de tensiones históricas en torno al uso del espacio público.
Un nuevo orden
“Se vienen cambios importantes”, advierte Rodríguez mientras viaja hacia el balneario para una reunión operativa con Policía, Prefectura y Junta Local. No es frase hecha: el rediseño del microcentro de Punta del Diablo será profundo.
La primera medida es categórica:
no habrá artesanos en la calle esta temporada.
A todos se les ofreció inscribirse en la nueva feria que funcionará en el predio ubicado frente al complejo Sandra II. Se trata de un terreno privado con el que la IDR alcanzó un acuerdo y donde ya se instaló —de manera provisoria— una estructura de madera que marcará el inicio de un proceso más ambicioso: construir una feria estable, integrada estéticamente al corazón del balneario.
Pero antes, dice Rodríguez, “hay que saber cuántos artesanos son, cuánta demanda real existe y cómo se organiza el espacio”. Y subraya algo clave: la prioridad es para artesanos residentes, no para quienes llegan sólo por la temporada.
Carros gastronómicos: reubicación y regulación
Otro núcleo sensible es el de los carros de comida. La IDR logró disponer del predio de la vieja comisaría, también en el microcentro. Allí serán reubicados los carros con permiso activo, que además contarán con baños y la posibilidad de montar algunas mesas sin invadir la vía pública.
La línea es clara:
no se habilitarán carros nuevos, el objetivo es ordenar lo existente.
Rodríguez reconoce lo previsible: no todos aceptaron. Como con los adoquines, dice, hay “un grupo de resistencia”. Pero el plan avanza con cronograma firme.
Controles, identificación y tolerancia cero a la venta ambulante
El operativo será integral.
• Carnet identificativo para vendedores de leña, vendedores de playa y cuidacoches.
• Cartelería de prohibición de venta ambulante en el microcentro.
• Un funcionario de la IDR + dos policías, ocho horas diarias, para evitar instalaciones irregulares durante todo el verano.
Un despliegue inédito para un balneario que creció muchas veces más rápido de lo que sus normas pudieron absorber.
La Pedrera: control espejo para otra zona caliente
Rodríguez adelantó además que el mismo dispositivo de control aplicado en Punta del Diablo se replicará en La Pedrera, especialmente en las peatonales, donde la presión turística y comercial exige una atención particular.
Ambos balnearios son, para la Intendencia, vitrinas del departamento y polos de desarrollo que deben combinar convivencia, identidad local y oportunidades para emprendedores.
Desarrollo económico con sello emprendedor
Detrás de cada medida hay un hilo conductor: planificación. Rodríguez insiste en que ordenar el espacio público no es un capricho contralor sino una estrategia para potenciar la actividad económica formal, atraer inversiones y fortalecer a los emprendedores locales, que —dice— “necesitan reglas claras y espacios adecuados para crecer”.
Punta del Diablo se encamina, así, hacia una temporada que no sólo promete movimiento turístico, sino una redefinición estructural de su funcionamiento diario. Y la Intendencia, con Rodríguez al frente de Desarrollo Económico, apuesta a que este reordenamiento marque un antes y un después.
Rocha se juega mucho en sus balnearios.
Y este verano será, sin duda, un capítulo clave.
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