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El país se encuentra en estos momentos cercada y aislada por aire, tierra y mar. Además del cerco marítimo con el despliegue de la flota de buques, su espacio aéreo también fue restringido y vigilado con aviones militares.Un clima de incertidumbre, ansiedad y paranoia colectiva rodea a los caraqueños que desde hace cuatro meses temen más el regreso de la hiperinflación que el desembarco de los marines.