Instrumentos mixtos de financiamiento climático: un modelo prometedor para países de ingresos medios y altos
La Agenda 2030 nos ofrece un horizonte claro: crecer de forma inclusiva, competitiva y baja en carbono. Sin embargo, los fondos de cooperación al desarrollo para América Latina son escasos y en declive, particularmente después de las decisiones de los que han sido hasta ahora los principales donantes. En este contexto global, acceder e impulsar la inversión privada es el presente y futuro de la cooperación como único recurso para acercarnos a conseguir las metas de desarrollo sostenible. Instrumentos financieros mixtos pueden catalizar grandes inversiones privadas a través de semillas por parte de fondos públicos o de cooperación. El objetivo es reducir riesgos de la inversión privada en sectores de triple impacto.
La cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo celebrada en Sevilla este año dio un fuerte espaldarazo a este cambio de paradigma de financiación. El Sistema de Naciones Unidas, en estrecha coordinación con los gobiernos, puede acceder a ventanas internacionales de financiamiento que permiten diseñar e implementar proyectos que catalicen inversión privada que acercar a los países a sus metas. En economías de renta media y alta, como Uruguay, el acceso a fondos de cooperación internacional se vuelve todavía más limitado, de ahí la relevancia de desarrollar modelos innovadores de financiamiento que estén ligados a políticas públicas.
Ese fue, precisamente, el espíritu con el que nació el REIF Uruguay (Renewable Energy Innovation Fund). En 2020, el equipo país de Naciones Unidas (con el liderazgo de la ONUDI, ONU Mujeres, PNUD y la Oficina del Coordinador Residente) y el soporte Gobierno de Uruguay (por medio del MIEM, MA, OPP y UTE), presentó a la ventanilla competitiva del Joint SDG Fund una propuesta que terminó seleccionada entre más de 150 iniciativas, obteniendo USD 10 millones para poner a prueba un modelo financiero innovador.
REIF demostró que se puede coordinar la cooperación internacional, con el gobierno y la banca comercial para orientar capital privado hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En términos simples, se trata de financiamiento mixto (blended finance): el uso estratégico de capital concesional para reducir riesgos, flexibilizar condiciones de crédito y atraer capital hacia metas alineadas los ODS.
La crisis climática es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo. Los eventos extremos, como olas de calor, inundaciones y contaminación impactan de forma sistémica el nexo agua–energía–alimentos–salud, lo que exige respuestas multilaterales, políticas verdes e instrumentos financieros innovadores capaces de alinear flujos de capital privado hacia la transición a un modelo de desarrollo sostenible donde transición energética y la descarbonización industrial cumplen un rol clave.
Las finanzas climáticas vienen creciendo a nivel global, pero siguen siendo insuficientes frente a la magnitud del reto. En este contexto, los instrumentos de blended finance han ganado tracción porque, bien diseñados, movilizan varios dólares privados por cada dólar concesional y apuntan a cerrar brechas estructurales mediante esquemas de cobertura de riesgos, estandarización y mejor gobernanza.
En este desafío de transición energética y descarbonización, a finales del 2025, Uruguay ya cuenta con una matriz eléctrica casi 100% renovable, lo que se traduce en un punto de partida privilegiado para profundizar la descarbonización de sectores clave que todavía dependen de combustibles fósiles, como es el caso del sector transporte e industrias. Así, el primer foco estratégico del REIF se centró en la aceleración de la adopción de tecnologías bajas en carbono en sectores donde la transición es más compleja.
Después de cuatro años de implementación REIF logró, los resultados hablan por sí solos:
17 créditos aprobados para 15 empresas, con acuerdos financieros con 7 bancos comerciales. Más de USD 30 millones movilizados del sistema financiero, apalancados por USD 5,5 millones concesionales. Más de 114 mil toneladas de CO evitadas en la vida útil de los proyectos.A la par del financiamiento, REIF incorporó asistencia técnica (12 empresas apoyadas), generación de conocimiento (10 estudios en electromovilidad, hidrógeno verde, bombas de calor, residuos y género) y un enfoque ASG con empresas adheridas a los WEPs y más de 300 profesionales formados. De esta forma, el programa ha elevado el estándar del mercado financiero local hacia criterios de impacto a partir del fortalecimiento de capacidades dentro del ecosistema.
El volumen global de recursos climáticos aumenta, y dentro de ellos el financiamiento mixto se consolida. Aun así, la brecha persiste, por lo que es fundamental escalar mecanismos aceleradores que reduzcan riesgos y movilicen capital local. REIF ilustra un ejemplo innovador de cómo un uso inteligente de fondos internacionales puede despertar el interés del sector privado en proyectos de descarbonización.
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