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La Asociación de Guardavidas de Rocha emitió un duro comunicado alertando por el funcionamiento de una escuela de kitesurf dentro de la zona de cobertura del servicio de guardavidas en Playa Grande, en el Parque Santa Teresa.

Advierten sobre un riesgo elevado de accidentes por la práctica del deporte en áreas de alta concurrencia, con presencia de niños, uso de cometas y líneas de tensión, y alumnos principiantes navegando en zonas destinadas al baño. Los guardavidas recuerdan antecedentes graves en ese mismo sector, vinculados a motos de agua y remolque de inflables, que terminaron con accidentes y la cancelación de las actividades.

La Asociación señala que la situación fue advertida oportunamente y deslinda responsabilidades ante eventuales siniestros.
“La seguridad de los bañistas es y seguirá siendo la prioridad”, remarcan.

 

La Asociación de Guardavidas de Rocha encendió una señal de alarma que no es menor y que interpela directamente a las autoridades responsables del ordenamiento y la seguridad en las playas del departamento. El foco está puesto en Playa Grande, dentro del Parque Nacional de Santa Teresa, donde funciona una escuela de kitesurf en plena zona de cobertura del servicio de guardavidas, un espacio destinado prioritariamente al baño recreativo.

El planteo no surge de una diferencia menor ni de una disputa sectorial. Los guardavidas advierten sobre un riesgo elevado y previsible de accidentes, producto de la convivencia forzada entre bañistas —muchos de ellos niños— y una actividad deportiva que implica cometas de gran porte, líneas de tensión, tablas y alumnos en etapa de aprendizaje.

Según el comunicado difundido por la Asociación, la práctica de kitesurf se desarrolla en sectores de alta concurrencia, con navegaciones paralelas a la costa que atraviesan zonas de baño. A esto se suma el armado de cometas en la arena, con caídas frecuentes y desplazamientos descontrolados por efecto del viento, una combinación que incrementa la posibilidad de lesiones graves.

La advertencia incorpora además un elemento que rara vez aparece en el debate público: la exposición directa del propio personal de guardavidas, que debe realizar tareas de prevención y rescate en un entorno condicionado por equipos y maniobras ajenas al uso recreativo de la playa. 

“No existen antecedentes de escuelas de kitesurf operando dentro de zonas de cobertura del servicio”, señalan, marcando un límite que hasta ahora había sido respetado en el departamento.

 

El comunicado también recuerda antecedentes concretos en esa misma zona, vinculados a actividades como motos de agua y remolque de inflables. En su momento, esas prácticas fueron advertidas, derivaron en accidentes graves y finalmente terminaron siendo canceladas tras la intervención de los guardavidas. La memoria reciente funciona aquí como advertencia y como argumento.

La Asociación deja constancia de que la situación fue advertida oportunamente y que, ante la persistencia del problema, deslinda responsabilidades frente a eventuales accidentes. El mensaje es claro y directo: la seguridad de los bañistas no es negociable y debe prevalecer por sobre cualquier actividad comercial o deportiva.

En plena temporada, con Punta del Diablo y el Parque Santa Teresa recibiendo miles de visitantes, el planteo vuelve a poner sobre la mesa una discusión de fondo: el uso del espacio público costero, los límites entre recreación y negocio, y el rol del Estado en garantizar que el disfrute del mar no se transforme en un riesgo evitable.

La advertencia está hecha. Ignorarla sería, una vez más, llegar tarde.

Autor: ROCHAALDIA.COM