Un registro fotográfico en la plataforma de ciencia ciudadana NaturalistaUY revela la presencia del picudo rojo —una plaga devastadora para las palmeras— en el sector rochense del área protegida Laguna Garzón. Este insecto puede destruir palmares nativos y alterar el ecosistema costero. Las coordenadas exactas del hallazgo están protegidas, pero la ubicación general ya enciende alarmas. Puede ser un hecho aislado… o el primer indicio de propagación.

Hay amenazas que no se anuncian con estruendo, sino con la discreción inquietante de un insecto diminuto. Y, sin embargo, el impacto potencial es enorme. Todo indica que el picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) —una plaga voraz que ataca palmeras— ya habría ingresado al departamento de Rocha. El dato surge de un registro fotográfico en la plataforma de ciencia ciudadana NaturalistaUY, georreferenciado en el sector rochense próximo al área protegida Laguna Garzón.

La información, inicialmente consignada por la diaria, no es un mero aviso anecdótico: representa un punto de inflexión en la conservación de nuestros ecosistemas costeros. Si el insecto se instala y se reproduce, puede devastar palmares nativos y palmeras ornamentales, alterando el paisaje, el equilibrio ecológico y hasta la actividad turística asociada a nuestra identidad territorial.

NaturalistaUY funciona como un radar colectivo de biodiversidad: personas registran imágenes, audios y avistamientos; especialistas validan, corrigen, clasifican. Es ciencia colaborativa y alerta temprana. Fue precisamente un usuario quien subió —en noviembre— una fotografía inequívoca del picudo rojo. Las coordenadas exactas fueron ocultadas por precaución, pero la localización general señala Rocha en su frontera con Maldonado, justo donde el bioma natural es más frágil.

Ahora bien, hay dos escenarios posibles:
— que se trate de un ejemplar aislado, quizá transportado accidentalmente en un vehículo;
— o que estemos frente al primer indicio de una expansión poblacional silenciosa.

La primera opción es la más tranquilizadora. La segunda sería motivo de verdadera preocupación.