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En la ciudad de Chuy se desarrolló la jornada “Promoviendo Convivencia: integración y respeto a través del deporte”, una iniciativa impulsada por la Policía Comunitaria de Rocha junto al programa Pelota al Medio a la Esperanza. La actividad reunió a niños, adolescentes, familias e instituciones educativas en torno a propuestas deportivas y recreativas como fútbol, rugby, jiu-jitsu y ajedrez, además de un espacio informativo de la Jefatura de Policía con enfoque en prevención y convivencia sana.

Participaron estudiantes de UTU, del Liceo N.° 1 y de las Escuelas 28 y 74, en un clima de integración, juego limpio y participación activa.

 

En una época donde la palabra convivencia suele usarse más como consigna que como práctica real, Chuy ofreció esta semana una escena distinta, casi contraintuitiva. No hubo discursos grandilocuentes ni promesas vacías: hubo gurises jugando, familias compartiendo, instituciones trabajando juntas y un mensaje claro que se dijo sin micrófono pero con hechos.

El pasado 17 de diciembre, la ciudad fronteriza fue escenario de la jornada “Promoviendo Convivencia: una jornada por la integración y el respeto en el deporte”, una iniciativa que logró algo que no siempre es sencillo: reunir a niños, adolescentes, docentes, familias y organismos públicos en torno al deporte como excusa —y como herramienta— para construir comunidad.

La actividad fue el resultado de un trabajo articulado entre la Policía Comunitaria Orientada a Problemas de Rocha y el programa Pelota al Medio a la Esperanza, una alianza que viene demostrando que la prevención no se impone, se construye. Y se construye estando, escuchando y compartiendo territorio.

Durante la jornada hubo demostraciones de rugby, partidos amistosos de fútbol masculino y femenino, exhibiciones de jiu-jitsu, ajedrez y un stand informativo de la Jefatura de Policía de Rocha, donde se entregó material educativo vinculado a la prevención, la resolución pacífica de conflictos y la convivencia sana. Participaron estudiantes de UTU, del Liceo N.° 1, de las Escuelas N.° 28 y 74, además de docentes, referentes barriales y familias, que no llegaron como espectadores sino como parte activa del encuentro.

El clima fue distendido, alegre, genuino. Nada forzado. El deporte funcionó como lenguaje común, como espacio de igualdad, donde no importan demasiado los apellidos ni los uniformes, sino las reglas compartidas y el respeto mutuo. Allí, la Policía no apareció desde el control sino desde el vínculo, un gesto que no es menor en tiempos donde la desconfianza suele marcar la relación entre instituciones y comunidad.

El cierre tuvo algo de símbolo: una merienda compartida, posible gracias a la colaboración del INR Unidad 22, que terminó de sellar la idea de encuentro y pertenencia. Comer juntos, en definitiva, también es una forma de reconocerse.

La jornada dejó una enseñanza que vale subrayar: cuando el Estado trabaja de forma interinstitucional, cuando se apuesta a la prevención desde lo humano y no solo desde la norma, los resultados se notan. No resuelven todo, pero abren caminos. En Chuy, por un día, el deporte le ganó a la frontera, al prejuicio y a la distancia. Y eso, en estos tiempos, no es poco.

Autor: ROCHAALDIA.COM