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La ciudad de Rocha celebra este domingo un nuevo aniversario, y la fecha vuelve a poner en primer plano una historia tan dura como fascinante. Cada 23 de noviembre, los rochenses recuerdan no solo la culminación de la Capilla Nuestra Señora de los Remedios en 1793, sino también un proceso fundacional complejo, atravesado por decisiones políticas del Imperio español, tensiones de frontera y el esfuerzo de familias que llegaron casi con las manos vacías.

Un origen marcado por la geopolítica del Imperio

Para entender por qué Rocha existe donde existe, es necesario volver unas décadas atrás. Entre 1776 y 1778, España temía que los ingleses avanzaran sobre la costa patagónica. La respuesta política fue clara: poblar para dominar, un principio básico de la geopolítica colonial.

Se abrió entonces en España una inscripción voluntaria de familias, conocida como la contrata, que prometía una serie de beneficios a quienes aceptaran trasladarse:
– vivienda y solares,
– animales,
– semillas,
– y un pago temporal de un real por cada jefe de familia y medio real por hijo, hasta su instalación definitiva.

La promesa era grande, el viaje no tanto. “Vinieron prácticamente sin nada”, describen los documentos. Las familias fueron enviadas hacia Patagonia, pero la experiencia fue un fracaso: aislamiento, malas condiciones, falta de planificación. El desastre logístico culminó con una epidemia de escorbuto que obligó a desembarcar a los colonos en Maldonado, donde quedaron sin plan y sin destino claro.

Un territorio sin política y tres problemas urgentes

El Virrey enfrentaba un triple desafío:

  1. ubicar definitivamente a las familias,
  2. distribuir tierras,
  3. proteger la frontera, porque los portugueses avanzaban desde el norte y el este.

El 3 de agosto de 1791, Don Nicolás de Arredondo pidió informes al Ministro de Real Hacienda Rafael Pérez del Puerto, el hombre que terminaría siendo la figura clave en el nacimiento de Rocha.

Pérez del Puerto: el arquitecto silencioso del Este

Pérez del Puerto no fue un funcionario más. Vivió 32 años en la región, administró los fuertes de Santa Teresa y San Miguel, y se convirtió en la autoridad más influyente del Este. Permaneció en la zona hasta 1810, guiando, inspeccionando y creando estrategias para consolidar población en territorios vulnerables.

En marzo de 1792, comenzó a estudiar el territorio donde podrían instalarse nuevas poblaciones. Su trabajo fue meticuloso, geográfico y político. La Instrucción Nº 1 estableció los límites de su análisis:
De Solís Grande a Santa Teresa, frente al mar y fondo al Cebollatí y cabecera del Santa Lucía. Una región amplia, fértil y vital para asegurar la presencia española.

En esos informes, Pérez del Puerto dejó clara la razón estratégica de fundar un pueblo donde hoy está Rocha:

“El establecimiento de Rocha ofrece la ventaja de su situación, la utilidad de sus tierras para chacras y la cercanía a Montevideo, dejando por espalda el Fuerte de Santa Teresa”.

Era un punto intermedio, protegido, productivo, defendible y conectado.

1793: el año decisivo

En 1793 se tomó la decisión final: las familias que aún permanecían dispersas entre San Carlos y San Fernando serían enviadas al nuevo emplazamiento. Unas 40 familias fueron asignadas “al sitio llamado Rocha”.

Los documentos fechados el 22 de noviembre de 1793 indican el área seleccionada:
– 40 chacras,
– el “bolsón” —más tarde conocido como Rincón de los Barrios— destinado a pastos y baldíos.

Los trabajos iniciales fueron los imprescindibles:
– ranchos para la Capilla,
– un cuarto para el Capellán,
– un cuerpo de guardias para la vigilancia militar.

Los ladrillos fueron suministrados por Don Miguel Yarza, uno de los primeros proveedores identificados de la obra.

23 de noviembre de 1793: nace Rocha

Ese día se culminó la Capilla de Nuestra Señora de los Remedios, el primer edificio del poblado. La fecha no solo marcó la inauguración religiosa, sino la configuración oficial del asentamiento que dio origen a la actual ciudad de Rocha.

Las 22 familias fundadoras que se asentaron en torno a la capilla iniciaron un tejido social que perdura hasta hoy. Sus apellidos —muchos de ellos aún presentes en el departamento— son la memoria viva de ese proceso.

Una ciudad moldeada por la frontera y el paisaje

Rocha no nació bajo el resguardo de una gran ciudad ni de un puerto comercial. Nació en territorio de frontera, vigilado por los fuertes, atravesado por ríos y humedales, infl uido por la naturaleza del Este. Ese contexto moldeó una identidad firme, sobria, resiliente.

Un pueblo acostumbrado a empezar de nuevo, a trabajar la tierra, a defender su lugar.

232 años después: historia que sigue latiendo

Hoy Rocha celebra un nuevo aniversario mirando hacia el Paso Real, un sitio histórico que fue entrada, cruce, comercio y vínculo para generaciones. Allí se unen la memoria y el presente.

Recordar su origen no es solo un acto ceremonial. Es comprender cómo un territorio complejo, un puñado de familias y una estrategia de Estado dieron forma a una de las ciudades más emblemáticas del Este uruguayo.

Rocha no se explica sin su historia. Y cada aniversario es la oportunidad de contarlo de nuevo.

Datos tomados de:

Silvia Silva, Responsable de Archivo General-

"Historia de la ciudad de Rocha". Autora Florencia Fajardo Terán

-A. Urioste

 

Autor: ROCHAALDIA.COM