Pereyra rompe el silencio: denuncia pérdida de principios en ADEOM y acusa que el sindicato "se maneja como un boliche"
En una entrevista -cedida a La Nueva Radio Lascano - que sacude por completo la interna sindical, Héctor Pereyra Chury, uno de los referentes históricos de ADEOM Rocha, confirmó que deja la militancia activa y disparó munición gruesa contra la actual conducción del gremio. “Se está manejando el sindicato como un boliche”, lanzó sin titubear, una frase que sintetiza su ruptura definitiva con la línea mayoritaria.
Según Pereyra, el final de etapa no fue un acto administrativo ni un gesto simbólico: fue el resultado de un desgaste profundo y de un quiebre interno que, asegura, “rompió la institucionalidad de ADEOM”. Su decisión se precipitó luego de la asamblea donde la directiva recibió autorización para cerrar el quinquenal. Para él, ese día terminó algo más que una negociación. Terminó un ciclo de más de una década.
“Cuando uno ve que la mayoría apunta a otro camino, donde no coincidimos ni en el norte ni en la estrategia, hay que dar un paso al costado”, señaló. Aun así, afirma que no abandona el sindicato como institución —“es nuestra segunda casa”—, pero sí la militancia activa. Ese matiz marca la profundidad del quiebre.
Críticas sin anestesia
Pereyra fue directo. Apuntó a la forma en que la mayoría encaró la negociación del quinquenio, donde —según él— se perdió claridad estratégica y se diluyó el eje histórico de lucha. “Le erramos todos. Yo también soy parte del proceso”, admite. Pero acto seguido expone su diagnóstico más duro:
“Se perdieron principios. Se perdió institucionalidad.”
La frase no es menor. En su relato, lo que más le duele no es una discrepancia puntual, sino la sensación de que el sindicato dejó de funcionar como una institución seria para transformarse en algo improvisado, sin norte, desconectado de su tradición.
“Lo están manejando como un boliche”, repitió, dejando en claro que su ruptura no es ideológica sino ética, procedimental, estructural.
Los viejos métodos vs. la nueva pasividad
Pereyra comparó la actitud del gremio actual con la de periodos anteriores, cuando —según él— no faltaba decisión en momentos de tensión. Recordó que en el periodo pasado llegaron a llevar a la Intendencia a la Justicia y que incluso en plena pandemia se movilizaban.
Hoy, asegura, esa convicción no existe:
“Se volvió a una tibieza que confunde. Gente que en la asamblea es tigre, después vota como gatito.”
La frase, dura y gráfica, desnuda el hartazgo del dirigente con lo que interpreta como incoherencia interna.
La derrota interna y el fin de un ciclo
Sobre por qué no intentó pelear internamente para volver a construir mayoría, fue tajante:
“Perdimos en la cancha. Ya dolió bastante.”
Relató que su grupo histórico —el que tomó el sindicato en 2010 y lo llevó de estar entre los peores pagos del país a ubicarse entre los primeros— llegó exhausto: muchos jubilados, otros cerca de retirarse, y una estructura que, afirma, ya no acompañaba.
“Si no estamos dispuestos a ir al frente, no podemos pedirle a otros que vayan a la lucha.”
Ese sinceramiento, casi íntimo, convive con la denuncia más fuerte de toda la entrevista: que en ADEOM ya no se están respetando ni los procedimientos básicos. Pereyra mostró su rechazo al manejo de la memoria y balance, y cuestionó que la fiscal no presentara informe, algo que considera “inadmisible” en una organización civil de primer grado.
El cierre: un portazo que deja herida abierta
Pereyra habló como quien se va, pero también como quien quiere que se note que se va.
“Trabajaremos para que se note nuestra ausencia, no nuestra presencia.”
La frase resume el tono de una ruptura que no es de un dirigente con su sindicato, sino de un referente histórico con una forma de hacer sindicalismo que —a su entender— ADEOM dejó caer.
Su salida no cierra un capítulo: abre una interna nueva, áspera, que promete impacto político y gremial en los próximos meses.
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