Escuchar artículo

La conversación tuvo lugar en una entrevista en vivo en La Nueva Radio Lascano, donde  Yeanneth Puñales —oriunda de Lascano, Escribana de oficio y figura de referencia en el Partido Colorado— reflexionó con apertura y serenidad sobre su rol como senadora suplente de Tabaré Viera. Lo hizo sin estridencias, pero con la solemnidad de quien entiende que una banca es mucho más que un asiento:  es un compromiso con la historia y con la memoria de quienes la precedieron.

Puñales no habló de sí misma. Habló de una generación, de un Partido Colorado que sostuvo la institucionalidad en tiempos complejos, de la vieja lista 23 y del legado de su padre, Adauto Puñales, dos veces intendente de Rocha e histórico caudillo colorado. 

“Uno se emociona por esa generación que trabajó para que yo estuviera acá”, expresó, con la humildad de quien asume que los honores verdaderos no se heredan ni se improvisan: se construyen.

Su intervención fue también un ejercicio de sinceridad política. Marcó con claridad la importancia de asumir esta tarea con lealtad constitucional y respeto por la ley, entendiendo que no se trata de ocupar un lugar, sino de honrarlo. Y lo hizo con un reconocimiento generoso a la nueva generación colorada —esa juventud que empuja, que propone, que pide pista y que merece protagonismo— señalando que el relevo no sólo es inevitable, sino necesario.

En su reflexión más amplia sobre la política contemporánea, Puñales analizó un fenómeno que hoy determina la agenda pública: el impacto de las redes sociales como herramientas de participación ciudadana. Celebra que el uruguayo se sienta parte del debate, aunque advierte los excesos de la crítica sin propuesta. La democracia madura, viene a decirnos, requiere diálogo, aporte y responsabilidad.

Al referirse al proceso presupuestal, destacó algo esencial y muchas veces ignorado por la opinión pública: la complejidad técnica y logística del Parlamento. La política —bien ejercida— exige preparación, estudio y rigor. Este no es un tiempo para improvisados ni para slogans superficiales: es un tiempo para responsables, para seriedad y para transparencia.

Hubo también espacio para una reivindicación concreta y profundamente rochense: el Hospital de Castillos. Puñales lamentó que no se restituyera su condición de unidad ejecutora, una medida que devolvería autonomía y eficiencia a la gestión hospitalaria. En esa observación surge el costado más humano de la política: la urgencia de la gente no siempre coincide con los tiempos del Estado.

Con nombre y apellido, Puñales destacó el papel constructivo de Pedro Bordaberry en la redacción legislativa y en la negociación seria y responsable. Se distancia de la política del bloqueo y se ubica en la política del aporte. No se trata de destruir: se trata de construir.

En lo personal, y lo dijo con la serenidad de quien ya ha vivido el desgaste y la adrenalina de la política electoral, hoy se siente respaldando, orientando y promoviendo a otros. No necesita exposición: ofrece experiencia, criterio y coherencia. Su renuncia voluntaria años atrás a seguir en cargos públicos —cuando pudo haberse quedado— fue una declaración de principios: la política no es un empleo; es un servicio.

Yeanneth Puñales  reafirma una idea que hoy parece contracultural: la libertad interior es condición para la acción pública honesta. La independencia de espíritu permite sostener convicciones sin tempestad ni transacción.

Y cuando finalizó la conversación, dejó una frase sencilla y profunda:
“Me siento muy lascanense. Quiero mucho esa radio. Un abrazo grande a mi pueblo querido.”

Ahí se completa el círculo: política con pensamiento, con raíces, con identidad.
No es sólo una senadora que jura ante la Constitución. Es una mujer que no olvidó de dónde viene y que entiende por qué está donde está.

 

Autor: ROCHAALDIA.COM