Día Internacional contra el tráfico ilícito de bienes culturales: proteger el patrimonio, un desafío compartido
En enero de 2018, una casa de subastas en Nueva York ofrecía cinco bocetos originales de billetes argentinos, nunca emitidos, que habían sido sustraídos ilegalmente del Banco Central. Lo que parecía un episodio aislado se transformó en un ejemplo de cooperación internacional: la denuncia presentada por el Departamento de Protección del Patrimonio Cultural de la Policía Federal Argentina (PFA) activó un trabajo conjunto con INTERPOL, el FBI y la justicia de ambos países.
Meses después, las piezas fueron recuperadas y restituidas al Museo Histórico y Numismático Janson. En el Día Internacional contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales, este caso recuerda que proteger el patrimonio no es solo una tarea cultural: es una misión de justicia y cooperación global, que brinda seguridad jurídica y garantías a nuestras sociedades y que está más vigente que nunca.
Bienes culturales en riesgo: un desafío global
Los números son claros: el tráfico ilícito de bienes culturales constituye hoy una de las actividades criminales más lucrativas. Según Interpol, más de 13.000 piezas culturales circulaban ilegalmente en el mundo en 2020. No hablamos solo de objetos materiales: se trata de fragmentos de la identidad y de la memoria de los pueblos. La Resolución 2347 del Consejo de Seguridad de la ONU (2017) reconoció que los ataques al patrimonio cultural son una amenaza directa a la paz y la seguridad internacional.
En este contexto, la cooperación entre organizaciones internacionales como la UNESCO y las fuerzas policiales adquiere una relevancia estratégica. La labor de las fuerzas de seguridad no se limita a proteger a las personas: también son guardianas de la cultura. Particularmente en Argentina, el Instituto Universitario de la Policía Federal Argentina (IUPFA) colabora con la UNESCO, a través del Departamento de Protección del Patrimonio Cultura de la PFA, para prevenir y combatir el tráfico ilícito de bienes culturales. Esta cooperación se manifiesta en el apoyo de la Oficina Regional de la UNESCO a cursos de perfeccionamiento organizados por el IUPFA y en otras actividades conjuntas.
Iniciativas como el Curso de Especialización en Protección del Patrimonio Cultural de la Policía Federal Argentina, con participantes de Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay, han sido claves en la formación de agentes policiales, de aduanas, y funcionarios de cultura especializados.
Otro caso emblemático fue la exposición “Guardianes de la Cultura”, organizada por la PFA-Interpol y UNESCO en Villa Ocampo, la casa de la UNESCO en Argentina, donde se exhibieron piezas recuperadas del tráfico ilícito junto con falsificaciones secuestradas en procedimientos policiales, mostrando al público que detrás de cada objeto incautado hay una historia de pérdida y de restitución, de bienes y de derechos.
Un ejemplo destacado de cooperación internacional en la materia es el Foro Cusco, impulsado por el Gobierno del Perú junto a la UNESCO, que se ha consolidado como un espacio de diálogo a alto nivel para el intercambio de conocimientos y buenas prácticas en la lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales en la región. En su tercera edición de 2025, el Foro reafirmó la importancia de la coordinación entre autoridades culturales, policiales y judiciales a nivel regional e internacional para avanzar en la restitución y retorno de piezas patrimoniales.
Asimismo, la UNESCO ha desarrollado capacitaciones dirigidas tanto a funcionarios de cultura como a personal militar y policial, como el taller realizado en marzo con la participación de la Policía Federal Argentina (PFA) y los Cascos Azules de la Cultura, centrado en la protección de bienes culturales en contextos de emergencia. A esto se suman seminarios regionales en provincias argentinas —Trelew, Chaco y La Pampa— y en países vecinos como Paraguay y Bolivia, donde la cooperación con las fuerzas de seguridad ha sido clave para difundir herramientas de prevención y respuesta ante el tráfico ilícito de patrimonio cultural.
Otro de los principales desafíos actuales en la lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales es su expansión en el entorno digital. El crecimiento de la venta de piezas a través de múltiples plataformas en línea ha complejizado el seguimiento y la trazabilidad de estos bienes, abriendo también espacio a nuevas formas de falsificación, estafa y vulneración de los derechos de propiedad intelectual. Este fenómeno exige reforzar la cooperación internacional, las capacidades tecnológicas y los marcos legales para prevenir y sancionar las actividades ilícitas que ponen en riesgo el patrimonio cultural y la confianza pública. El uso de herramientas de inteligencia artificial abre nuevos caminos para ello.
También destaca la creación de la Sala de Prevención y Lucha contra los Delitos que Afectan al Patrimonio Cultural, ubicada en la sede de la PFA/INTERPOL y dependiente de la Dirección de Protección del Patrimonio. En este espacio se exhiben bienes culturales recuperados y restituidos a sus legítimos propietarios, junto con piezas cedidas en préstamo por museos nacionales para difundir buenas prácticas en materia de protección y preservación del patrimonio.
La UNESCO ha establecido un sólido marco jurídico internacional para combatir el tráfico ilícito de bienes culturales y protegerlo en contextos de emergencia. Entre sus principales instrumentos destacan la Convención de 1970 sobre las Medidas que deben Adoptarse para Prohibir e Impedir la Importación, la Exportación y la Transferencia de Propiedad Ilícitas de Bienes Culturales, ratificada por la Argentina en 1973; la Convención de UNIDROIT de 1995 sobre Bienes Culturales Robados o Exportados Ilícitamente y la Convención de 1954 para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado y sus dos protocolos.
Estos acuerdos internacionales constituyen la base normativa que guía la cooperación entre los Estados para la restitución, recuperación y protección del patrimonio cultural en distintos contextos.
En esa misma línea, la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible – MONDIACULT 2025, organizada por la UNESCO, renovó los compromisos globales en esta materia. En su documento final, los Estados reafirmaron la necesidad de fortalecer la cooperación internacional y los mecanismos de financiación para aplicar de forma efectiva la Convención de 1970.
Además, la UNESCO presentó el Museo Virtual de Objetos Robados (UNESCO Virtual Museum of Stolen Cultural Objects), una plataforma digital pionera que reúne en 2D y 3D más de 240 obras y antigüedades saqueadas, convirtiéndose en una herramienta educativa y tecnológica para promover la conciencia pública y la cooperación policial y cultural a escala mundial.
Posibles rutas de acción
El tráfico ilícito de bienes culturales no solo roba objetos: roba identidades, derechos, memorias y futuros. Durante la pandemia, este fenómeno se agravó: museos cerrados, menor vigilancia en sitios arqueológicos y colecciones vulnerables se convirtieron en blanco fácil de redes criminales y terroristas.
Cabe preguntarnos, ¿estamos dotando a nuestras policías de los recursos y la formación suficientes para enfrentar el tráfico ilícito de bienes culturales? ¿Qué más pueden hacer los Estados de la región para armonizar sus marcos jurídicos y garantizar la restitución de las piezas robadas? ¿Cómo podemos involucrar a la ciudadanía y al mercado del arte en la prevención de estas prácticas ilícitas?
La protección del patrimonio cultural exige más que normas: requiere acción, cooperación y compromiso sostenido. Defender la cultura es defender la memoria viva de la humanidad. Y en esa misión, la cooperación policial es un aliado insustituible.
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