Opinión | Infancias en línea: educar para cuidar, también en el mundo digital
Por estos días, la niñez transcurre entre pantallas. Tablets, teléfonos y videojuegos se han vuelto parte de la vida cotidiana, tan presentes como los patios de recreo o las mochilas escolares. Pero mientras la tecnología acerca y entretiene, también abre una puerta nueva a riesgos que hace una década apenas imaginábamos: el ciberacoso, el hostigamiento digital y la exposición temprana a contenidos que los niños no siempre pueden comprender ni procesar.
En este contexto, el trabajo de la Policía Comunitaria adquiere una relevancia que trasciende su función tradicional. Ya no se trata solo de prevenir delitos o patrullar calles: se trata de acompañar a la comunidad en los desafíos invisibles de la era digital. Charlas como la realizada en el Club de Niños Fronteritos —donde 25 niños de entre 4 y 12 años aprendieron sobre ciberbullying y ciberacoso— son ejemplos de un nuevo tipo de prevención: la que educa antes de que el daño ocurra.
La frontera invisible
El acoso ya no sucede solo en los pasillos escolares. Hoy puede colarse por una pantalla, llegar en forma de mensaje, de imagen o de burla pública. En muchos casos, los adultos —padres, docentes o cuidadores— desconocen lo que ocurre en esos espacios virtuales, donde la crueldad puede multiplicarse con un clic.
Por eso, hablar con los niños sobre lo que viven en Internet es tan urgente como enseñarles a cruzar una calle o a no hablar con extraños.
Las charlas que promueve la Policía Comunitaria no solo informan: crean confianza. Acercan una institución que, en muchos lugares, lucha contra la desconfianza o la distancia, y la transforman en un actor de cuidado y prevención. En esos encuentros, los niños aprenden, pero también los adultos reaprenden a escuchar.
Educar es proteger
La educación digital no es un lujo: es una necesidad pública. Y como tal, requiere presencia del Estado, pero también de toda la sociedad. Escuelas, familias, medios de comunicación y fuerzas de seguridad deben trabajar juntos para construir una cultura del respeto en línea.
El acoso digital no es un “problema de redes”, sino un reflejo de lo que somos como comunidad.
Hablar de ciberacoso es hablar de empatía, de límites, de autoestima. Es enseñar a decir “basta” cuando algo duele, y a pedir ayuda sin miedo ni vergüenza. Es, en definitiva, defender el derecho de cada niño a crecer sin violencia, incluso en los espacios que parecen intangibles.
Un nuevo pacto social
Las pantallas llegaron para quedarse, y con ellas una nueva forma de habitar el mundo. Pero la tecnología, como toda herramienta, no es ni buena ni mala: depende del uso que hagamos de ella.
El desafío del presente es acompañar a los más jóvenes en ese tránsito, con adultos atentos, comunidades presentes y políticas activas.
El trabajo silencioso de la Policía Comunitaria en Rocha muestra que la prevención también puede tener rostro humano: el de un agente que escucha, una charla que siembra conciencia o un niño que, al salir del taller, aprende que el respeto también se practica en Internet.
Porque cuidar a los niños hoy es, también, protegerlos en el mundo que no vemos, pero que habitan cada día: el digital.
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