La otra pandemia: Cada 16 días muere un obrero de la construcción
En Rocha, la seguridad laboral dejó de ser un asunto técnico para convertirse en un clamor sindical. El plenario organizado por ADEOM este 11 de setiembre no solo reunió a los municipales: también sumó la voz de Javier Acosta, referente del SUNCA Rocha, que en diálogo con Rocha al Día encendió las alarmas sobre la magnitud de la crisis.
“Estamos viviendo una verdadera pandemia de accidentes laborales. En la construcción, cada 16 o 17 días muere un trabajador. Y cuando hablamos de una muerte, hablamos de 20 o 30 personas más que quedan mutiladas o con secuelas permanentes”, denunció Acosta con crudeza.
Acosta recordó que el SUNCA ha estado en la primera línea de la lucha por la vida desde hace más de una década, con hitos como la recolección de firmas para impulsar la ley de responsabilidad penal empresarial en 2010. “Fuimos punta de lanza en normativas de seguridad e higiene que son ejemplo en América Latina, pero hoy las vemos demasiado limadas”, advirtió.
Una normativa que retrocede
El dirigente recordó que el SUNCA fue protagonista de hitos históricos, como la recolección de firmas en 2010 que dio origen a la Ley de Responsabilidad Penal Empresarial, y la instalación de protocolos pioneros en plena pandemia. Sin embargo, advierte que gran parte de ese avance se ha diluido.
“Uruguay llegó a ser ejemplo en Latinoamérica en materia de normativa de seguridad e higiene. Hoy esas conquistas están siendo limadas. Se desmantelaron ministerios, faltan inspectores de trabajo y la fiscalización brilla por su ausencia”, afirmó.
El costo humano de la precariedad
Los datos son contundentes: más de 40.000 trabajadores accidentados en 2024, un salto respecto a los 30 mil de años anteriores. La informalidad laboral agrava el panorama: “En Rocha, cuatro de cada diez trabajadores están en la informalidad y otros cuatro en la semiinformalidad. Esa precariedad se traduce en riesgo, porque el que necesita la changa termina aceptando condiciones sin medidas mínimas de seguridad”.
Acosta no duda en calificar la situación como una forma de explotación moderna: “Ya no es la viveza criolla, es explotación del hombre por el hombre. Y esto sucede todos los días en este departamento”.
Una fiscalía para la vida
El dirigente del SUNCA también reclamó la creación de una fiscalía especializada en accidentes laborales:
“Si me roban un televisor, me atiende un especialista en hurtos. Si tengo un choque, me atiende un fiscal de tránsito. Pero con 40.000 accidentes laborales no tenemos un fiscal que se ocupe. Es inaceptable. Hoy hay compañeros que hace 7 u 8 años esperan cobrar juicios reconocidos como accidentes de trabajo y las causas siguen dando vueltas porque ningún fiscal se declara competente”.
La vida antes que la productividad
El sindicalista fue categórico al señalar que la cultura del trabajo debe transformarse:
“Primero está la vida, después lo que el patrón pretende que es la productividad. Sin trabajadores no hay producción en el país. No somos números: somos personas, somos familias. Cada accidente que termina en muerte deja hogares deshechos”.
Un paro por seguridad
El SUNCA, junto a otros gremios, prepara un paro nacional de 24 horas el próximo 24 de setiembre en reclamo de mayor fiscalización y de políticas que garanticen condiciones dignas. “No es un paro cualquiera. Es un paro por la vida, porque ya perdimos 13 compañeros en lo que va del año solo en la construcción. Y no queremos seguir contando muertos”, aseguró.
Rocha como ejemplo de articulación
Acosta valoró la iniciativa de ADEOM Rocha y el rol del PIT-CNT en visibilizar la salud laboral como un tema de toda la sociedad:
“Nosotros no estamos acá solo como SUNCA, sino como parte del movimiento sindical. Esto se resuelve entre todos. Por eso acompañamos a los municipales de Rocha en esta jornada, porque lo que está en juego no es un convenio, no es un cargo: es la vida de quienes todos los días mueven la rueda del país”.
El mensaje es claro: la seguridad laboral no admite postergaciones. Rocha, con sus municipales y la presencia del SUNCA, encendió una señal que apunta al gobierno nacional y a cada empleador: sin garantías para los trabajadores, no hay futuro posible.
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