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En la sede del sindicato de trabajadores municipales de Rocha (ADEOM), el silencio que rodea al acoso laboral se rompió este miércoles en un plenario departamental histórico. Hugo Echenique, referente en la materia, abrió el debate con una advertencia que retumba en los pasillos de la administración pública: “El acoso no es un problema menor; es una práctica que erosiona la salud, la dignidad y los derechos de los trabajadores”.

Echenique recordó que, aunque la investigación sobre acoso laboral lleva años, recién en 2007 se comenzó a rastrear el origen del fenómeno de manera sistemática. “A partir de 2008 empezamos a difundir estos temas a nivel sindical, pero aún hoy no existen procedimientos que prevengan el problema desde su raíz”, afirmó.

 

El especialista subraya que el abordaje habitual se limita a analizar conductas individuales y sus consecuencias jurídicas o psicológicas, dejando de lado la integralidad del impacto sobre la salud. “Se hace mucho hincapié en la salud mental, pero nuestro organismo es un todo: lo que afecta al cerebro repercute en el cuerpo. Contracturas, insomnio, gastritis y problemas cardíacos son consecuencias directas de la violencia laboral prolongada”, explicó.

Para Echenique, el problema no se resuelve con protocolos que buscan culpables individuales. “Si no intervenimos sobre la organización del trabajo, sobre los factores de riesgo psicosocial, los problemas se reproducen y se agravan. La violencia laboral no es un fenómeno aislado de Uruguay: es global, y si no actuamos sobre su raíz, seguiremos siendo testigos de su reproducción constante”, señaló.

El impacto del acoso laboral trasciende lo individual y llega a lo familiar y social. “Quien sufre estas situaciones de violencia cae en un desequilibrio emocional que deteriora vínculos, modifica el carácter y genera un aislamiento incluso cuando se trabaja en grupo. La competencia instaurada en muchos lugares de trabajo convierte a los compañeros en adversarios, y la solidaridad se ve erosionada”, advirtió.

Echenique denunció además la falencia del marco legal vigente: a pesar de la Ley 5032 de 1914, que establece la responsabilidad del empleador sobre la salud y seguridad de los trabajadores, en la práctica se deja en manos del propio empleador decidir cómo actuar frente a estas situaciones. “Es como poner al zorro a cuidar el gallinero. Se analiza al trabajador, pero no se cuestiona la responsabilidad de quien organiza y dirige el trabajo”, resumió.

Finalmente, el especialista hizo un llamado contundente: “Lo central es establecer cambios reales en la forma de abordar el acoso, intervenir sobre los factores de riesgo y prevenir. Mientras sigamos viendo culpables individuales y no la estructura que permite la violencia, no habrá prevención posible”.

El plenario de ADEOM Rocha, con el debate abierto y la voz de Echenique resonando, marca un antes y un después en la visibilización de un problema que durante décadas permaneció invisible. La pregunta que queda flotando en el aire es clara: ¿hasta cuándo se permitirá que la organización del trabajo siga siendo un terreno fértil para la violencia?

Autor: ROCHAALDIA.COM